Sabemos que el movimiento de precesión del que está animado el eje inclinado de la Tierra oscila entre 22.1º y 24.5º grados; actualmente está en 23º 5’ aproximadamente sobre el plano de la eclíptica, trazando un cono de la misma semiamplitud en el transcurso de 25.800 años. Este movimiento provoca un desplazamiento de las posiciones de todas las estrellas en relación con sus coordenadas de A.R. y DEC con respecto a los polos celestes.
Los extremos imaginarios del eje terrestre arrastrados por el movimiento cónico de precesión, dibujan en la bóveda celeste dos circunferencias de la misma amplitud. La circunferencia del hemisferio Norte o boreal se encuentra centrada en la nebulosa NGC 6543 conocida como Ojo de Gato en la constelación del Dragón y la del hemisferio Sur o austral en la constelación del Dorado, cercana a la Gran Nube de Magallanes, ambas circunferencia tienen el mismo radio 23º 26’.
En el hemisferio Norte el recorrido de esta circunferencia es en sentido inverso, es decir de este a oeste y la del Sur el movimiento es directo, de oeste a este.
Estos dos círculos imaginarios determinan la posición que asumieron en cada época los polos celestes, así como las estrellas que por su situación han tenido el privilegio de asumir el papel de estrella guía o Polar para el hemisferio Norte; con el paso del tiempo han sido distintas las estrellas que han llevado este honor y por supuesto lo tendrán otras en el futuro hasta completar el ciclo.
Estas son las estrellas que conocemos que han tenido esa distinción honorífica:
Los extremos imaginarios del eje terrestre arrastrados por el movimiento cónico de precesión, dibujan en la bóveda celeste dos circunferencias de la misma amplitud. La circunferencia del hemisferio Norte o boreal se encuentra centrada en la nebulosa NGC 6543 conocida como Ojo de Gato en la constelación del Dragón y la del hemisferio Sur o austral en la constelación del Dorado, cercana a la Gran Nube de Magallanes, ambas circunferencia tienen el mismo radio 23º 26’.
En el hemisferio Norte el recorrido de esta circunferencia es en sentido inverso, es decir de este a oeste y la del Sur el movimiento es directo, de oeste a este.
Estos dos círculos imaginarios determinan la posición que asumieron en cada época los polos celestes, así como las estrellas que por su situación han tenido el privilegio de asumir el papel de estrella guía o Polar para el hemisferio Norte; con el paso del tiempo han sido distintas las estrellas que han llevado este honor y por supuesto lo tendrán otras en el futuro hasta completar el ciclo.
Estas son las estrellas que conocemos que han tenido esa distinción honorífica:
Estrella polar -4000 a.C |
En el neolítico, hace 4000 años a.C. la estrella i, iota, Edasich de magnitud 3.25 en la constelación del Dragón era la que indicaba el camino del norte a las tribus de los fértiles campos de Mesopotamia.
Estrella polar -2.500 a.C. |
Quince siglos después en 2.500 a.C. en el Imperio Antiguo de Egipto, los astrónomos egipcios de las dinastías III, IV, V y VI (época de los faraones Zoser, Keops y el visir Imhotep, de la construcción de la pirámide de Guiza y tantas otras maravillas) realizaban medidas de la altura de la estrella Polar refiriéndose esta vez a la estrella a, alfa, Thuban de magnitud 3.65 en la misma constelación del Dragón.
Cultura Olmeca |
Siguiendo el constante movimiento de precesión, el extremo norte del eje terrestre, continuó su desplazamiento lentamente por el largo círculo imaginario celeste que en el año 1000 a.C. se encontraba entre las estrellas K Kappa Draconis, gigante azul de magnitud 3.85 y la estrella Bbeta, Kochab o Kocab gigante naranja de magnitud 2.05 de la constelación Ursa Minor (Osa Menor).
Esta es la época de la invasión de los dorios y la destrucción de Troya, de la fundación de los asentamientos de Tartessos y Gades (Cádiz) en España, mientras que en el Istmo de Tehuantepec (México), comienza la cultura olmeca. Este tiempo marca la entrada del polo norte celeste en la constelación donde aún se encuentra en nuestros días.
Estrella polar -1000 a.C. |
A pesar de que se encontraba a casi 6º grados del verdadero polo celeste, le fue fácil a la estrella B beta de la Osa Menor, dos veces más luminosa que la del Dragón, adjudicarse el importante papel de astro guía durante muchísimos años.
Texto: Paco Tello
Fuente: El Universo de Sarpe (1982)
Mapas: Stellarium.
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