El
pasado sábado y aprovechando que la Luna en cuarto menguante no haría su
aparición hasta cerca de la medianoche, varios compañeros quedamos citados en
el lugar de costumbre para tratar de sacarnos la “espina” de la malograda
última observación del año pasado.
Durante
los días previos intercambio de email entre los compañeros que confirmaban su
asistencia y que avisaban de las novedades que surgían en lo relativo a las
condiciones climatológicas, todo marchaba bien……hasta que llegó el sábado.
Conforme
avanzaba el día y llevando
la contraria a las previsiones que anunciaban un día soleado las nubes aparecieron y fueron cubriendo
el cielo en su totalidad; era la hora de partir hacia La Picota y algunas bajas
se dieron entre los que tenían decidido acudir, visto el cariz que presentaba
el cielo.
Así
que; Carmelo, Antonio, Paco Riego, Luis Viana, Alfred, José Ramón y Paco Tello
fueron los más “valientes” (o “desesperados” por la sequía astronómica) que se
plantaron en La Picota.
Al llegar la rutina habitual de montajes del instrumental y las miradas
al cielo comentando y deseando que
aquello tendiera a ir a mejor;
mientras tanto se hacia la correspondiente cata de licor y degustación chocolate
calentito con abuelas de miel.
El atardecer brindó la oportunidad de presenciar
la bonita conjunción de Venus y un Mercurio que brillaba de manera espectacular
entre un resquicio entre las nubes.
Momento
que fue captado por la cámara de Alfred.
Cuando
cayó la noche se fueron abriendo algunos claros que daba esperanza de que esta
vez sí se pudiera observar, y en esa espera llegó el momento para el
protagonista de la noche: el Cometa
Lovejoy,
Paco Tello, que a pesar
de las nubes que ocultaba la zona de Tauro y Orión llevaba un buen rato mirando
con sus prismáticos 10 x 50, dio la voz de alerta, ¡¡¡Ahí está el cometa!!!
Todos a por él. La imagen pese a la fina capa de nube que cubría la zona
era magnifica y se apreciaba hasta su ligero tono verdoso.
Fotografia de Alfred.
Esta
visión del cometa en los distintos instrumentos y los cada vez más abundantes
claros en el cielo confirmó que por fin
podríamos disfrutar de unas horas de observación, pero como dice el título de
esta narración bien está lo que bien
acaba….o casi, pues no todos los asistentes por diversas causas inesperadas
tuvieron la fortuna de aprovecharla.
Seguiremos
relatando la crónica de la primera observación del año tal y como la vivieron los distintos
compañeros.
Hasta
pronto.
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