jueves, 12 de marzo de 2015

CRÓNICAS ANDROMEDANAS

Una crónica en paralelo y en diferido por Manuel Miguel Queen

EL GATO DE CHESHIRE

CAPITULO I
20 de Febrero de 2015, la víspera...
No pude acompañaros a la observación; el viernes y sábado me tuve que ir al pueblo, donde estuve arreglando desperfectos en la casa de mis suegros y en la de mis padres.
El viernes 20 al atardecer, mientras fraguaba la pasta y el cemento que utilicé para arreglar el hueco de la pared ocasionado por la rotura del soporte de las cortinas en casa de mis padres, salí al porche con el trípode y la cámara de fotos que había preparado para  usarla con los compañeros al día siguiente en La Picota....
Me había alertado Antonio Alvarado, un compañero de trabajo, unas horas antes, de que esa tarde, El Gato de Cheshire aparecería progresivamente en el cielo de ese atardecer.
Me pregunto, y os pregunto..., ¿es que el gato de Alicia aparecía en el cielo... de nuevo después de siglo y medio?
Y ese atardecer del viernes 20 hice esta foto que os adjunto.
A un matemático como Charles Lutwidge Dodgson, más conocido por su seudónimo de Lewis Carroll, supongo que antes de escribir Alice's Adventures in Wonderland, creo posible que algo parecido, y mucho mejor que lo que yo vi el viernes, contempló él en el cielo de Inglaterra posiblemente entre 1856, y el 4 de Julio de 1862 a través de las brumas del Támesis.

La teoría actual de la inspiración de la obra es esta:
En 1856, un nuevo deán, Henry Liddell, llegó a Christ Church, trayendo con él a su joven esposa y a sus hijas, que tendrían un importante papel en la vida de Dodgson. Éste entabló una gran amistad con la madre y con los niños, especialmente con las tres hijas, Lorina, Alice y Edith. Parece ser que se convirtió en una especie de tradición para Dodgson llevar a las niñas de picnic al río, en Godstow o en Nuneham.
Fue en una de estas excursiones, concretamente, según sus diarios, el 4 de julio de  1862, cuando Dodgson inventó el argumento de la historia que más tarde llegaría a ser su primer y más grande éxito comercial. Él y su amigo, el reverendo Robinson Duckworth, llevaron a las tres hermanas Liddell (Lorina, de trece años, Alice, de diez, y Edith, de ocho) a pasear en barca por el Támesis. Según los relatos del propio Dodgson, de Alice Liddell y de Duckworth, el autor improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice. Después de la excursión, Alice le pidió que escribiese la historia. Dodgson pasó una noche componiendo el manuscrito, y se lo regaló a Alice Liddell en las Navidades siguientes. El manuscrito se titulaba Las aventuras subterráneas de Alicia (Alice's Adventures Under Ground), y estaba ilustrado con dibujos del propio autor. Se especula que la heroína de la obra está basada en Alice Liddell, pero Dodgson negó que el personaje estuviera basado en persona real alguna.
Pionero en la fotografía desde 1856, en la actualidad, es considerado uno de los fotógrafos victorianos más importantes, y, con seguridad, el más influyente en la fotografía artística contemporánea.
Como especulación negativa: Aunque siempre se le consideró un soñador inofensivo, en1996 el autor Richard Wallace no vaciló en acusarlo de haber sido el hombre que estaba oculto bajo el alias de Jack el Destripador;  las pretendidas pruebas que supuestamente lo acusaban eran frases crípticas contenidas en sus libros diecinueve años antes de la matanza del otoño de 1888. Según esta interpretación, el ya desequilibrado escritor dejó allí pistas anticipando los crímenes que planeaba cometer.
Mi especulación es positiva: Si metafóricamente encontráis a Alicia... buscando candidatos de fechas, en la que dos astros suficientemente brillantes para ser visibles por el autor, a través de la bruma de la Inglaterra victoriana,  cuando estaban próximos a la luna creciente en el atardecer, a guisa de ojos y boca, en el intervalo de esos años en los que se gestó la obra Alicia en el país de las maravillas.
Ved cómo Alicia podría haber visto al gato a través de la bruma.

 Buscad la fecha y ponedle fin al cuento.

El sábado estando en San Bartolomé, era tal el cansancio acumulado,  decidí que era un peligro coger el coche pues  me quedaba dormido dando cabezadas continuamente Me hubiera gustado compartir, en vivo en La Picota, con vosotros toda la sucesión de fotos en la que las nubes jugaban a ser del cuento.

Un cordial saludo.


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