Por Sara y Javier
Después
de varios meses sin poder acudir con mis compañeros a las tan deseadas noches
de observación, al fin llego el día. Por cierto el día empezó mal, incluso
llegó a llover, pero afortunadamente y tal y como decían las predicciones de
nuestro maestro Carmelo, despejó a medio
día. Llegamos los primeros, hicimos unas
fotos a los preciosos paisajes y luego fueron llegando el resto de compañeros.
Paco llevó unas deliciosas orejas y su
típico vinito para ir abriendo las pupilas y yo las acompañé con un
hornazo. Al final el día concluyó con
una espléndida noche, (un 4 de 5 según la media picotera), y ahí empezó nuestro
momento. Mientras oscurecía, podíamos apreciar a la luna junto a Venus y Marte. Una delicia para la vista.
No
era una observación cualquiera para nosotros. Fuimos con la ilusión de estrenar
nuevo trípode para nuestros binoculares, cumpliendo todas nuestras
expectativas.
En
principio, intentamos hacer el plan de observación que preparó Paco Tello para el mes de Enero al
que no pudimos asistir, pero los objetos
a observar estaban demasiado elevados y decidimos tener una noche más cómoda
con los objetos programados para este mes de Febrero.
Empezamos
metiéndonos en la constelación de Monoceros para contemplar sus cúmulos,
empezando con la NGC 2264, (el árbol de navidad) el cual al principio no le veía
mucha la forma, pero después de observarlo unos minutos más, lo acabé viendo
claramente. Seguimos con el listado y uno tras otros fueron pasando por mis binoculares. Luego nos
metimos en el NGC 2548 M48 donde supuestamente deberíamos apreciar una fuente,
pero no conseguimos sacarle la forma. Acabé con la conclusión de que más que
una fuente, parecía un corazón.
Terminamos
la noche haciendo un repaso a los objetos ya visualizados con el fin de
automatizar su localización.
Esperemos
que los meses venideros sean generosos con nosotros y nos ofrezcan buenas
y despejadas noches de observación.
Hasta muy pronto.
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