miércoles, 5 de marzo de 2014

ASTEROIDES, VISITANTES INCOMODOS


Como continuación a nuestro artículo del pasado 21 de Febrero sobre la  alarmante noticia del asteroide 2000 EM26, y su paso rozando a la Tierra,  ampliamos los conceptos  del por qué necesitamos conocer con seguridad las órbitas de estos visitantes del espacio.

Recreación artística

La primera pregunta que nos hacemos cuando leemos o escuchamos noticias sobre posibles acercamientos o impactos de estos asteroides , de los que no se sabe con exactitud su trayectoria es: ¿Por qué no se les sigue durante más tiempo para definir mejor la órbita? La respuesta es que esos asteroides  son objetos pequeños ( alrededor de varios centenares de metros) que solo están al alcance de los grandes telescopios en periodos de una a varias semanas que es cuando se acercan o cruzan la órbita de la Tierra; en cuanto su trayectoria se aleja un poco, su brillo se debilita rápidamente y dejan de estar al alcance de los telescopios, por esta razón no se puede seguir de manera más continuada este tipo de objetos.

Otra pregunta que nos hacemos leyendo el anterior artículo ¿Por qué nos conviene conocer su órbita?: pues porque conociendo con precisión su órbita podremos saber en qué momento se cruzará con la órbita de la Tierra y también sabremos en qué punto exacto de esa órbita la cruzará. Claro que estos dos factores dependerán de la calidad en la que conozcamos la órbita del objeto. Simplificando: nos permite saber por dónde pasará y en qué momento para así definir el lugar y el momento futuro.

A veces, cuando se descubre un asteroide y se calcula su órbita de manera preliminar, ocurre que esas líneas rojas, (ver imagen) tocan la órbita de la Tierra;  entonces el Minor Planet Center  envía aviso a todos los observatorios para que sigan con más asiduidad a ese asteroide en concreto, y es justo en ese momento,  cuando de forma inexplicable la noticia se filtra a los medios de comunicación , dando así lugar al típico alarmante titular como  por ejemplo : “Un asteroide va a chocar con la Tierra en el 2025”.
Recreación de órbitas. 
Lo normal en estos casos es un seguimiento exhaustivo  a ese “nuevo” asteroide y con el paso de los meses y sobre todo años, este aviso o alarma preliminar desaparece ya que el paso del asteroide por ese punto de la órbita de la Tierra, en el cálculo previo, se adelante, atrase o ni siquiera se llegan a cruzar de cerca.
Hay dos organismos que actúan de manera paralela y utilizan los datos que el MPC recibe. Estos dos organismos son el NEODYS-2 en Europa que depende de la universidad de Pisa y la ESA,  y el  JPL  en EE.UU., que depende de la NASA. Estos se encargan continuamente de calcular los posibles impactos o acercamientos de cualquier asteroide en cualquier momento futuro. Cada uno de ellos en sus páginas web tienen la denominada "lista de riesgo" que teóricamente es donde los observatorios (profesionales o aficionados) consultamos para ver en qué momento-fecha esos asteroides están "visibles o al alcance" para nuestros equipos y en ese momento de "visibilidad" poder medir su posición en el cielo y con los datos tomados se pueda recalcular su órbita de manera más precisa.

La web de riesgo del Neodys-2 :


La web de riesgo del JPL:

Un apunte, hasta el día de hoy se tiene registro de un total de 638.000 asteroides, de los cuales a 387.000 se les conoce su órbita con precisión, estando situados la gran mayoría en el cinturón de asteroides (entre las órbitas de Marte y Júpiter), de estos unos 11.000 son Neos (Objeto cercano a la Tierra) y solo a 1600 todos ellos se les conoce su órbita con precisión.
En la madrugada del 10 Febrero un asteroide del tamaño de unos 400 metros (2006 DP14) se paseó por nuestro sistema solar. Imagen facilitada por la NASA de una secuencia de imágenes de radar, del asteroide lograda con la antena de 70 metros de diámetro del programa Deep Space Network en Goldstone, California.

Concluyendo: en la actualidad observamos que nuestro problema  radica en que  existen muchos asteroides que no se han descubierto todavía o/y aquellos de los que solo conocemos datos  muy escasos o insuficientes. La vida en la Tierra tal y como la conocemos depende de un equilibrio tan delicado que hace más importante aún la tarea (en muchos casos anónima) que astrónomos profesionales y amateurs realizan,  vigilando tenazmente el cielo ante la aparición de asteroides: esos visitantes tan incomodos…



Texto: Fco Javier Alvarez y Paco Tello



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