martes, 24 de junio de 2014

LA NOCHE MÁS CORTA

El Ayuntamiento de Trigueros ( Huelva ) para celebrar el Primer Aniversario de la reapertura del Dolmen de Soto organizó una jornada cargada de actos que empezó a primeras horas de la mañana y cuyo broche final consistió en una actividad astronómica a cargo de los compañeros y amigos de Astronomía Sevilla, quienes amablemente nos invitaron a acompañarles en el evento; y allá que nos fuimos encantados a disfrutar con ellos de una noche estupenda para dar a conocer al numerosísimo público que se  hallaba concentrado en el recinto algunas de las joyas  del cielo observándolos  a través de telescopios y binoculares. 
El Dolmen de Soto, datado entre el 3000 y el 2500 a.C.- es uno de los más importantes  monumentos megalíticos descubiertos en la provincia y en el sur de España. En 1931 fue declarado Monumento Nacional y podemos asegurar que se trata  de una joya  de la arqueología megalítica que se muestra  en todo su esplendor tras su acertada rehabilitación.
 La  orientación del dolmen permite que los primeros rayos de sol en los equinoccios, avancen por el corredor y se proyecten en la cámara durante unos minutos. Esta orientación  levante-poniente permite que entrase la luz solar , momento que para los habitantes del neolítico constituiría un ritual cargado de simbolismo, ya que creían que la luz de la mañana purificaba y podía hacer renacer a sus difuntos, por eso los muertos eran enterrados  en dólmenes con los rostros mirando sistemáticamente hacia la salida del Sol.
Hace unos años nuestro querido y recordado compañero Eduardo Fuentesal encabezó una investigación arqueoastronómica llevada a cabo  junto con otros miembros de la Asociación, determinando que posiblemente en fechas tan tempranas como el final del Neolítico y principios de la Era del Cobre, este núcleo de población del sur de la Península Ibérica tenía conocimientos astronómicos, dejándolos grabados en piedra.
El dolmen contiene símbolos debidamente interpretados por los arqueólogos como figuras que representaban personas, flechas, etc. Pero en la losa nº 31 de la pared Izquierda aparecen unos puntos grabados en la piedra a los que denominaron “cazoletas”. La disposición de algunas de estas “cazoletas”  les recordó inmediatamente las constelaciones de Tauro y Orión. El Dolmen de Soto servía pues también como calendario ya  que se trataba de una civilización de agricultores y ganaderos, y saber la fecha del equinoccio de otoño era fundamental para comenzar la siembra en los campos.
   
                                                               
                                             



Después de vivir una experiencia enriquecedora  que desearíamos repetir, en la que la organización municipal fue impecable y el comportamiento del público fue modélico, nos quedó la enigmática satisfacción  de saber que en la actualidad, al igual que el hombre del neolítico (perdido en la noche de los tiempos),  nos seguimos sintiendo atraídos por un  firmamento que nos subyuga con su belleza indescriptible.

Texto: Paco Tello

1 comentario:

María Reyes dijo...

Preciosa Acta de la noche, Paco. Sentí mucho no poder ir pero espero haya una próxima ocasión y además para ver la salida del sol.