jueves, 12 de diciembre de 2013

UNA OBSERVACIÓN ESPECIAL EXTRA

La Picota a 06 de Diciembre 2013

Relato de Carmelo Álvarez

A la caza de la Cabeza de Caballo
En esta observación extra, hicimos acto de presencia por la parte de Huelva: Antonio Conde, Francisco Javier Álvarez y quien escribe Carmelo Álvarez, y desde Cáceres: José Antonio Domínguez y Jesús Santamarta, que se pegaron el palizón para estar  con nosotros, algo más de 6 horas entre ida y vuelta.
Cuando más atareados estábamos en el montaje de los telescopios, el amigo José Antonio dijo que no podía continuar montando el suyo debido a que se había dejado olvidado en Cáceres la cola de milano, es decir, la pieza fundamental que une el trípode con el telescopio. En fin que los cinco nos dispusimos a observar con los dos telescopios restantes, mientras que Fco. Javier  andaba tirando fotos, para vernos retratados en él blog.


Con una noche maravillosa, con un buen seeing, que presentaba una buena calma y de vez en cuando con algunas ligeras ondulaciones en las imágenes. Sin nada de nubes, viento y humedad, eso si algo fresquita  pero soportable, con buena ropa de abrigo y mi equipo habitual: telescopio SC 9.25 de 10 de focal, juegos de oculares y filtros, di comienzo a la observación.
Después de estar observando por varias zonas del cielo (en especial Perseo) me centre de lleno en la famosa nebulosa Cabeza de Caballo de Orión,
Barnard 33: Nebulosa Oscura, más conocida como Cabeza de Caballo. Descubierta en Febrero de 1786 por William Herschel. El grado de opacidad es de mediana densidad. De 6 minutos de arcos, se encuentra a una distancia de 1500 años luz de nosotros. Se extiende por el sur de Alnitak en el Cinturón de Orión y se encuentra  por delante de la nebulosa de emisión IC 434 que eso la hace visible con telescopios  de medianos para arriba, pero con muchísima dificultad. Con ocular Pentax de 40mm y 70 de campo aparente que me da 59 aumentos y 71.5 minutos de arcos y probando con varios filtros no conseguía ver nada. Lo cierto que aún era un poco temprano y la nebulosa estaba baja en el horizonte, pero yo siempre allí concentrado: como el cazador en su puesto, esperando que llegue la presa y sin perder la esperanza de cazarla, después de varios intentos fallidos en anteriores observaciones. A la vez que la nebulosa iba subiendo por el horizonte y la noche se iba poniendo más oscura, yo seguía probando con todos los oculares y filtros posibles y seguía sin ver nada de nada.
Cuando la nebulosa  ya estaba en el punto más alto y la noche bastante oscura, surgió como por arte de magia, la dichosa Cabeza de Caballo en el centro del campo del ocular, con muchísima dificultad, como el rio Guadiana que aparece y desaparece y que nunca mejor dicho “me traía de cabeza”. Después de estar observándola con varios oculares, en especial el Ethos de 21mm, el que mejor resultado me dio fue con el de menos aumentos: el Pentax de 40mm y por supuesto con el filtro H Beta.
Aunque la calificación que le doy es deficiente, eso no quita mérito a la nebulosa, todo lo contrario, el solo hecho de haber conseguido verla con mis propios ojos, eso sí con cierta dificultad, me hizo mucho más gratificante la observación. También quiero decir que dos compañeros más también la vieron José Antonio Domínguez y Francisco Javier Álvarez.
Bueno y después de otra maravillosa noche más de observación, nos pusimos a recoger los trastos y “pa” casita.

Saludos cordiales  y hasta la próxima observación

Fotos de Francisco Javier Álvarez

Las Pléyades: tiempo de exposición 2 horas y 22 minutos, sumados con imágenes de 30 seg. cada una

 Cinturón de Orión y la espada: 32 minutos de exposición con imágenes de 30 seg. cada una

Relato de José Antonio Domínguez

Hola a todos,
Ya tenía ganas de regresar a La Picota para estar disfrutando del cielo en compañía de amigos, la semana anterior me quede con ganas de ir pero me fue imposible asistir; Aprovechando que en esta ocasión teníamos tiempo suficiente por el puente, y viendo que se tenía pensado realizar una observación extra en la Picota, pues no me lo pensé dos veces y me puse manos a la obra para preparar el viaje.
Llame a Jesús Santamarta por si se animaba, un buen amigo miembro de la Agrupación de Cáceres, ya le había comentado en otras ocasiones de las bondades del cielo y de la buena gente con gran afición que hay por la zona (es poco común en los tiempos que corren) Jesús no lo dudo un momento y se lanzó a la aventura conmigo. Salimos de Cáceres a eso de las 15:00 horas, y con la conversación, el bonito paisaje de buena parte del camino, y que a mí me encanta viajar, pues llegamos a la Picota casi sin darnos cuenta. Al llegar ya se encontraban allí Francisco Javier, Carmelo, y Antonio Conde, otro gran aficionado y amigo en los foros pero al que no tenía el gusto de conocer en persona, y bueno…una vez más se confirma: los foros permiten conectar a gente de muy diversos lugares que comparten afición, pero, nada como el trato directo, es seguro que volveremos a coincidir mucho en los foros, pero también en La Picota.
Después de saludarnos, comenzamos a montar el equipo: la G11, pesa y cableado, y cuando me disponía a coger el Taka TSC 225 me percaté de que al telescopio le faltaba algo…agggggg; Como dice Carmelo, se me olvido en casa la cola de milano que une el telescopio con la montura G11, antes de salir pase lista mentalmente a todo el material para que no se olvidara nada, pero claro, la cola de milano es algo que siempre está puesta en la base del telescopio por lo que nunca se la tiene en cuenta; El motivo de que no la tuviera es porque cuando llego el Astrophysics 130 GT la desmonte del Takahashi para poder montar el 130 en la G11, y claro, a mí ni se me paso por la cabeza el asunto. Normalmente tengo una lista con todo lo necesario para cada equipo, pero en ninguna está incluida la cola de milano, simplemente porque esta es parte inseparable de cada telescopio, está claro que de ahora en adelante deberé incluirla también por si acaso.
De todos modos, y a pesar del despiste, ya disfrutamos un montón  tanto con el  Celestron de Carmelo, como con el Takahashi TSA 102 de Antonio. El buen diámetro del C 9,25 nos permitió adentrarnos en las profundidades de objetos como el doble cumulo de Perseo en donde pude captar (gracias a Carmelo) el asterismo de "EL Hombrecillo" bautizado por el siempre recordado compañero, Eduardo Fuentesal, Habré mirado mil veces este cumulo y nunca me había percatado de ese curioso asterismo, supongo que por mi costumbre de ver el asterismo siempre en una determinada posición, pues yo le denomino "el collar de perlas" por su gran parecido, ese collar es solo una parte de "el hombrecillo, concretamente la cabeza.
Asterismo Hombrecillo de Perseo foto tomada con el Zeiss Menisca 180 y Canon 450D.

También pudimos ver la delicada nebulosa del Velo, y  detectar la muy elusiva Cabeza de Caballo que tanto le trajo de “cabeza” a Carmelo a lo largo de buena parte de la sesión, pero su paciencia y conocimiento en objetos de cielo profundo dieron sus frutos y la famosa nebulosa se rindió y puso al alcance de nuestros ojos su fantasmal figura, eso sí, como bien dice Carmelo, con bastante dificultad.

El Takahashi TSA102 de Antonio se encargó de mostrarnos de que material están hechos los telescopios refractores de alta calidad: imágenes estelares perfectas, con una transmisión y contraste sencillamente insuperables, pudimos ver el trapecio de M42 con una resolución propia de instrumentos de mayor diámetro, y sorprendió el que pudiera captar con tanta facilidad galaxias como M81 y M82 y las débiles NGC3077 y NGC2976 que tantas veces pasan desapercibidas para un gran número de observadores; con Bastante facilidad también se pudo observar La nebulosa planetaria (M97) y la  compañera por proximidad visual M108; Júpiter también se mostraba precioso con gran número de detalles, y a lo largo de un cierto tiempo podía verse como sus lunas se desplazaban, unas en una dirección después de transitar, y otras, en dirección contraria para dirigirse a la ocultación tras el planeta gigante. Y todo ello con el Takahashi montado en una montura azimutal sin seguimiento, cuando Antonio lo haga cabalgar a lomos de una buena montura ecuatorial, podrá sacarle más rendimiento y ese pedazo telescopio le dará satisfacciones durante muchos años.
Después de unas 6 horas de observación ya con las pilas bien cargadas, regresamos para casa, el viaje de un tirón y sin muestras de cansancio, al llegar a casa aún tuve tiempo para echar un vistazo desde mi observatorio al cometa Lovejoy, que dicho sea de paso, está muy interesante y está haciendo algo llevadera la ausencia del casi extinguido ISON
En fin, una magnifica noche con buenos cielos, instrumentos de gran calidad, y una compañía insuperable. Lástima que no pudieran estar todos los amigos, pero entiendo que no siempre se puede salir.

Saludos.


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